- José Antonio Galán Ceballos
- Embarazo
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Hoy en Mamás para siempre nos ponemos reflexivas y ahondamos en 10 momentos de las relaciones entre bebé y mamá que, por su intensidad, suponen un impacto en nuestras vidas y nos hacen replantearnos el sentido de la maternidad. Os animamos a leer cada punto hasta el final, ya que cuando una es madre nada es lo que parece.
1. No podemos negar que un parto es doloroso. Y por si fuera poco, nada más nacer ya sientes ese primer golpe de responsabilidad cuando el médico sitúa a tu bebé entre tus brazos y éste busca tu pecho para que le des alimento y protección. En este instante lo más lógico es que un profundo llanto surja de tus entrañas. ¡Un llanto de inmensa alegría! Porque jamás pensaste que podrías sentir tanto amor, un amor que no dejará de crecer a lo largo de vuestras vidas.
Por eso, no te recomendamos ser mamá si no estás preparada desde inicio para emociones fuertes, ¡muy fuertes!
2. Una de las situaciones más dramáticas entre mamá y bebé surgen con la primera separación a las puertas de una escuela infantil. Tu retoño se aleja de ti y queda en manos de “esa desconocida”. Tal momento de angustia se agudiza cuando, tras esa dolorosa separación, se empiezan a escuchar fuertes llantos. Pero no es tu bebé quien llora. Eres tú por alejarte de él tanto tiempo. ¿Será por un año? ¿Quizá por un mes? No. Va a ser ¡una hora! ¡Oh! Cruel sistema educativo.
Por eso no te recomendamos ser mamá si no estás preparada para separarte, aunque sea un rato, de ese muñequito que te hace perder el sentido.
3. Los bebés nacen con un máster en acabar con la paciencia de las madres más serenas. Y a veces una no puede más, sobre todo después de una dura mañana de juegos y rabietas. ¿Si mi bebé tuviera un botón de “OFF”? Te preguntas. Y lo tiene: a la hora de la siesta.
Las que seáis madres sabréis que durante esas dos horas, mientras duerme, la sensación de relax supremo, haciendo nada, supera con creces lo que puedas vivir en una playa del Caribe con un mojito. Pero no cantes victoria. En cuanto menos te lo esperas algo hace clic en tu cabeza y vuelves a contar los segundos que faltan para tenerlo en brazos. ¿Tendrá hambre? ¿Frío? ¿Me echará de menos? Cualquier excusa es buena para interrumpir su siesta antes de tiempo y volver a disfrutarlo.
Por eso, no te recomendamos ser mamá si no eres capaz de resistir la tentación de levantarlo de la siesta antes de su hora. Va contra sus derechos fundamentales. Porque cuando eres bebé dormir todo lo que puedas de día y llorar toda la noche ¡es tu derecho!
4. A causa de tener un bebé surgen, a menudo, discusiones de pareja. Y una de las principales causas está relacionada con el punto anterior. ¿Quién le despierta de la siesta?
- Voy yo a despertarle. No, yo. Pero si tú le has despertado toda la semana. ¡Pero yo soy su madre! Bueno haz lo que quieras. - (Momento de reflexión) - Venga, ve tú que seguro que quiere ver a su papá. -
Esa última concesión al padre tiene trampa, y lo sabes. Será entrar en la habitación y al percibir que quien entra es su padre, tu bebé llamará ¡mamá! de forma desesperada. Es tu momento de entrar triunfal y salvarle al grito de ¡Aquí está tu madre!
Por eso, no te recomendamos ser mamá si no te gusta que eleven tu ego cada día y tampoco te gusta dejar claro a tu pareja eso de “madre no hay más que una”.
5. Los bebés también son expertos en arrasar con todas las superficies y objetos de tu casa cuando pones en sus manos cualquier tipo de comida. Y por si fuera poco nacen sin dientes y durante un tiempo se alimentan con esas armas de destrucción masiva, también conocidas como purés.
Reputados especialistas en psicología materna reportan cada año millones de casos de madres que, a causa de estos atentados al orden y a la limpieza, sufren auténticos ataques ¡pero de risa!
Por eso, no te recomendamos ser mamá si no te gusta hacerle fotos a tu bebé cada vez que se embadurna de comida para que tu familia y amigas se partan de risa viendo lo mono que es por Wathsapp.
6. Cada día las madres acuden a lugares conflictivos: los parques. Y no nos referimos a siniestros parques de madrugada. Nos referimos a lugares aún más peligrosos y a plena luz del día: los parques infantiles.
En estos lugares hay muchos niños, y entre esos niños siempre hay uno, algo mayor que el tuyo ¡que se quiere colar en el tobogán! O peor aún, que desafía a tu hijo con la mirada y lo empuja. Es cuando sacas la justiciera que llevas dentro, y lejos de dialogar, sentencias a ese “matón” con tu peor semblante y con disimulo, le reprendes.
Pero donde hay un niño hay cerca una madre. Y si ese niño es tan maleducado es porque su madre es igual. Y al acercarse ella te das cuenta de quién es. La que siempre te mete prisa para que tu hijo se baje del columpio. Y ese día ¡se lía!
Por eso, no te recomendamos ser mamá si no has hecho un curso de defensa personal y otro en mediación de conflictos. Te va a hacer falta. Seguro.
7. Los parques infantiles suponen otra fuente de preocupaciones para las madres, que cada día ven peligrar la vida de sus hijos. Basta que haya 20 columpios en el parque para que tu bebé, que apenas supera el año, base su diversión en el catalogado por ti como el “asesino de niños”. Ese columpio, diseñado por un despiadado ingeniero, descendiente de Herodes, despierta en ti tal pavor como si tu hijo estuviera caminando por una cuerda floja a 100 metros del suelo. Por supuesto, esa sensación no la compartirás en tu posterior relato a familiares y amigos cuando les cuentes lo intrépido que es tu niño. ¡Orgullo 100%!
Por eso, no te recomendamos ser mamá si no comprendes que en el peor de los casos, una caída a 15 cm del suelo, y sobre tierra, no es merecedora ni de una visita a urgencias.
8. Una madre siempre tiene esa duda. ¿Me lo habrán cambiado? ¿Será realmente el mío? Todo estos interrogantes surgen cuando ves en él una curiosa actitud, o percibes que tu hijo es muy activo. Es que no para, no obedece, todo el tiempo frenético como una locomotora recién cargada de carbón. Y cuando hablas con tus padres ellos te lo dicen: tú no eras así, tú eras mucho más tranquila. ¿A quién habrá salido? No te preocupes, seguro que tú eras así o mucho peor. Lo que pasa es que prefieren olvidar o, por la edad, no se acuerdan.
Por eso, no te recomendamos ser mamá si no tienes bien claro que aunque no se acuerden, a ti también te aguantaron. Y que sí, que es hijo tuyo. Ya lo comprobarás cuando le lleguen tus manías.
9. Una de las sensaciones habituales de ser madre es la ansiedad. Está demostrado que aparece en los siguientes momentos: El hijo de una amiga ha dicho su primera palabra, ¡y el tuyo no! El hijo de una amiga ya camina ¡Y el tuyo no! El hijo de una amiga fuma. ¡Y el tuyo no! Pero si fumar es malo. Sí, ¡pero el tuyo no! Eso sí. En cuanto ves que tu bebé dice su primera palabra, da su primer paso, (obviemos los cigarrillos), sientes tal satisfacción que olvidas si ha sido el primero, el segundo, o el vigésimo. Él ya lo hace y seguro que mejor que todos.
Por eso, no te recomendamos ser mamá si no te quieres llenar de orgullo y satisfacción cada vez que tu precioso bebé logra un pequeño avance.
10. En décimo lugar, y relacionado también con sus primeras veces, esta vez sí que vamos a hablar de un sufrimiento muy real que sentimos todas las madres en sus avances:
Cuando tu bebé pasa a la cuna más grande, cuando deja de dormir en tu cuarto, cuando llega el momento de comprarle cama… Una gran angustia se apodera de nosotras porque nos damos cuenta de que ya se ha hecho mayor. Para ti ya no tiene dos años, lo ves a las puertas de la adolescencia. Pero no te agobies, todavía te quedan muchos años hasta que llegue ese temido día en el que te presente a su novio o novia ¡no! que además, seguro que fuma. :)
Por eso, y en resumen, no te recomendamos ser mamá si no quieres adentrarte en un frenético viaje de máxima intensidad y arrebato de amor verdadero, porque quizá no estés preparada para ser madre. Y si aceptas el reto, bienvenida a la maternidad: una siempre divertida montaña rusa de emociones.
¿Y vosotras? ¿Mamás del mundo? ¿Cuáles son vuestras razones para NO ser mamá? :)